El Mojito, tal vez el más popular entre los cócteles clásicos cubanos, desciende de un añejo trago marcado por la leyenda del más temible corsario inglés de la segunda mitad del siglo XVI: Francis Drake.

Con su nombre ingenuo y su sabor exquisito, el Mojito no da muchos indicios de su antepasado. Aquella era una bebida bárbara, no solo por el ambiente de violencia en que nace, sino también por su constitución, a base del aguardiente y el azúcar crudos de la época, limón y yerbabuena y, desde luego, sin el bálsamo del hielo. Mediante el consumo de aquel preparado rico en vitamina C, Francis Drake intentaba esquivar el abordaje del escorbuto entre sus marineros.
El saqueador inglés –plantea el historiador Fernando Portuondo–, «contribuyó a revivir la decaída colonia de Cuba. En previsión del ataque del célebre corsario, La Habana fue fortificada y guarnecida, y atrajo la dispersa atención del gobierno español. Los castillos del Morro y La Punta –ha dicho la historiadora Irene A. Wright– son monumentos a Sir Francis Drake.»
Junto a esas representativas obras del patrimonio cultural cubano, bien vale añadir el no menos emblemático Mojito.
Denominada Draque –a tono con el idioma castellano y en honor a su legendario creador–, esta bebida se tomó en Cuba hasta el siglo XIX, como cura para determinados males y, según parece, también por puro placer.

Sir Francis Drake, célebre corsario inglés del siglo XVI.
Entre las décadas de 1860 y 1870, en las bodegas de Facundo Bacardí en Santiago de Cuba, nace al mundo un ron ligero de una calidad sin precedentes. El Bacardí y otros rones criollos de fina elaboración que vinieron después, estimularon entre los cubanos el placer de disfrutarlos en sus estados puros. Sin embargo, la antigua tradición “Drakeana” no desapareció del todo. Al ser reemplazado el aguardiente con nuevos y refinados alcoholes, la fórmula se hizo más sabrosa y delicada; comienza entonces a ser denominada Mojito, asegura Gustavo G. Campoamor en su “biografía del ron cubano”.
El nombre Mojito debe proceder de un esencial aliño de la cocina popular cubana, el Mojo, en cuya elaboración participan el zumo de limón y el ajo macerado.
El coctel Mojito del siglo XX
El debut social del Mojito contemporáneo se considera que ocurrió en el Hotel Sevilla, durante una recepción, aunque en lugar de hierbabuena (Mentha sativa) se utilizó la conocida en Cuba como menta.
Por su parte, en el manual titulado “¿Sabes hacer cocteles cubanos?”, el profesor Ángel Alvarado afirma que a partir de 1930 la receta del Mojito “aparece en el balneario de La Concha en las playas del este de La Habana y a su vez también en el Floridita.”

«Producción en serie de mojitos! – La bodeguita del medio» by Lu Surroca is licensed under CC BY-NC-SA 2.0
Es Ángel Martínez, fundador de la Bodeguita del Medio en 1942, quien le agrega agua gaseada y lo elabora en el propio vaso, macerando el tallo de la hierbabuena –dice Alvarado.
No importa mucho si ya era conocido popularmente como Mojito, o si verdaderamente ese nombre se extiende a partir de su renacimiento en la Bodeguita; lo cierto es que allí alcanza su plena consagración, convirtiéndose en el Best Seller de un bar-restaurante de categoría mundial.