Leer es vivir otras vidas. Para mí, una de las más intensas ha sido la de Tita en la novela Como agua para chocolate. Sí, por un tiempo sentí que hacía mío aquel ardor por la cocina que la llevó a preparar la Receta de la pasión. Junto a ella pude cocinar entre codornices y pétalos de rosas un exquisito manjar para mi Pedro.

“Cuando se sentaron a la mesa había un ambiente un poco tenso, pero esto no aumentó hasta que se sirvieron las codornices. Pedro, no contento con haber provocado los celos de su esposa, saboreó el primer bocado del platillo, cerró los ojos y exclamó: ¡Éste es un placer de los dioses!”

La historia de Tita es el hilo conductor del libro de Laura Esquivel publicado en 1989 y representativo del llamado realismo mágico. En mi opinión, uno de los mayores atractivos del texto es cómo la protagonista canaliza sus necesidades de comunicación -sin apenas hablar- y puede hasta incidir en el estado de ánimo de otros.

“Tita nació en la mesa de la cocina, entre los olores de una sopa de fideos que estaba cocinando, los del tomillo, el laurel, el cilantro, el de la leche hervida, el de los ajos, y, por supuesto, el de la cebolla”.

La Receta De La Pasión

El amor tormentoso entre Pedro y Tita hizo que floreciera la pasión de la joven por la cocina, pues se convirtió en la singular manera que tenían para comunicarse después de que su madre le negara la posibilidad de casarse con él y cederle tal derecho a su hermana mayor.

Ambientada en Piedras Negras, Coahuila, México, la novela recrea tiempos de la Revolución mexicana y reverencia la cultura de ese país mediante recetas típicas y una espectacular mujer (Tita), que siempre estaba a punto de ebullición, hirviendo, como debe estar el agua para hacer el chocolate.

chocolate

Cargada de simbolismo, en la cocina del rancho suceden cosas muy interesantes, y entre deseos y lágrimas Tita prepara menús exóticos que deleitan a la familia, y en los que ahoga la necesidad de estar cerca de Pedro.

Tal era su interés en calmar el hambre de los demás, que en una ocasión su pecho virgen alimentó a su sobrino que lloraba. Sin embargo, el clímax de su talento fue volcado en la Receta de la pasión.

De Tita A Pedro: La Receta De La Pasión

La Receta de la pasión nació del amor y el dolor, después de que Pedro regalara -en presencia de su esposa embarazada, su suegra y su cuñada Gertrudis- un ramo de rosas a Tita para reconocer su talento como cocinera del rancho.

Como era de esperar, la inquisidora madre de la joven explotó en cólera y le exigió tirar las flores. Pero Tita, después hacer suyos aquellos aromas, decide hacer codornices con salsa de rosas.

Pensando en Pedro, comenzó el espectáculo de aquel preparado afrodisiaco que incluía 12 rosas (de preferencia rojas), igual número de castañas, dos cucharadas de mantequilla y de fécula de maíz, dos gotas de esencia de rosas, así como dos cucharadas de anís y de miel.

También utilizó dos ajos, seis codornices y una pitahaya. Con delicadeza preparó y decoró con pétalos de rosas aquel platillo que -al llegar al paladar de los amantes- se convirtió en una especie de relación sexual mediante la comida.

“El cuerpo de Tita estaba correctamente sentado en la silla, pero no había ningún signo de vida en los ojos. Tan raro este fenómeno, parecía que su ser se había disuelto en la salsa de las rosas, en el cuerpo de las codornices, en el vino y en cada uno de los olores de la comida. De esta manera Tita penetraba en el cuerpo de Pedro, voluptuosa, aromática, calurosa, completamente sensual.

Parecía que habían descubierto un código nuevo de comunicación en el que Tita era la emisora, Pedro el receptor y Gertrudis la que sintetizaba esta relación sexual, a través de la comida.

Pedro no se resistió, la dejó entrar hasta el último rincón de su ser sin poder quitarse la vista el uno del otro. Le dijo: Nunca había probado algo tan exquisito, muchas gracias”.

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