Guayaquil es el mejor destino para una escapada urbana de América del Sur en 2021, según el World Travel Award, los premios Oscar de la industria. Es que la perla del Pacífico tiene un ambiente playero, aunque el mar está a más de 50 Km, un toque acentuado de modernidad con pinceladas a selva que reverdecen con las iguanas que caminan por la ciudad.

Plato de mariscos en Guayaquil

El visitante no se pierde el paseo por el Malecón 2000, ni renuncia jamás a las brisas salobres que vienen del río Guayas. Es raro el forastero que no sube los 444 escalones del cerro Santa Ana para deleitarse con la vista panorámica del faro que corona la cumbre. La ciudad está llena de recovecos emblemáticos y restaurantes de renombre, pero no son los destinos refinados la guinda del pastel, en lo popular está el sellado perfecto.

Si uno fuera a Guayaquil por tan solo 24 horas la recomendación sería comerse la ciudad. Alguien que ama las rutas sensoriales con sabor a tradición no pasará por alto el camino de las “huecas”, así llaman los guayacos a las fondas, timbiriches y chiringuitos en donde se come con “sazón de casa”.

Desayuno

Un menú para no olvidar a Guayaquil, debe arrancar a las siete de la mañana con un encebollado, cuando el calor no agobia. Un caldo caliente pletórico de albacora fresca del puerto. Como indica su nombre, la cebolla es la reina del plato, bien cortada en juliana y mezclada con cilantro.

El encebollado trascendió las riberas del Guayas para ser bandera gastronómica del Ecuador. Para un turista que quiera llevarse al país en el bolsillo esta sopa con yuca es un viaje a la vida de los pescadores, jornaleros del banano, campesinos y ganaderos que se levantan al despuntar el alba con los olores de este desayuno.

Los huevitos revueltos, los cruasanes con mantequilla, los canapés con caviar son pendejadas ajenas a las almas de los “monos de la costa ecuatoriana” (personas del litoral), la gente de Pacífco desayuna bien porque trabajan duro.

Si el encebollado no es de tu agrado tienes como segunda opción el bolón de verde. Esta masa de plátano verde saborizado con chicharrones de cerdo o con queso fresco se acompaña con un huevo frito de yema líquida que se desparrama como salsa perfecta por la bola beisbolera de plátano.

En las mesas de las huecas nunca faltan picantes de rocoto, ajíes de maní o de tomate de árbol, cada uno representa una bomba diferente de sabores. Para bajar el grueso del plato tienes a disposición café pasado, limonada o una naranjada fresca.

Encebollado de pescado

Merienda de Media Mañana

El viajero que se devore un desayuno obrero de Guayaquil tendrá difícil la sensación de hambre para las 10:00 am, pero si fuera el caso hay un plato único que no se puede perder, el caldo de manguera. Es un todo en uno, condensado de sabores en medio de un shot proteico.

Los que andan mareados por ingestas de cervezas o tragos, estado de borrachera burda a la que los lugareños denominan como “chuchaqui”, el caldo de manguera es lo mejor. Menudencia, morcilla de arroz, con sus especias frescas tradicionales y el refrescante sabor a yerba buena que amalgama los sabores del condumio.

Almuerzo Presidencial

La curiosidad lleva a los turistas al barrio “Las Peñas”, una cápsula del tiempo con casitas coloniales conservadas al detalle sobre calles adoquinadas a la vieja usanza. Cuando el sol está justo al medio y las gotas de sudor demoran más en secarse, es tiempo de buscar buen cobijo en alguna hueca que ponga en su menú: “Guatita”.

Este es sin dudas el plato insignia de Guayaquil y sin temor a equivocarnos el plato presidencial por excelencia. El expresidente Abdalá Bucaram y el exalcalde Jaime Nebot, guayaquileños de pura sepa, preferían este manjar al menos una vez a la semana.

La guatita es en apariencia simple, consiste en estómago de vaca cortado en cuadritos, bien lavados y sazonados, en una salsa de caldo de mondongo, papas y pasta de maní. Esta joya del sabor se acompaña con una guarnición sencilla de arroz blanco, huevo hervido y ensalada de aguacate. Resulta casi imposible escapar de la guatita en Guayaquil, se sirve todos los días, sin falta, en restaurantes y huecas populares.

Cena Ligera

La ciudad está a medio paso entre el mundo rural preandino y la costa pacífica, a pocos kilómetros del centro urbano se extienden manglares interminables llenos de moluscos y crustáceos deliciosos. La cercanía es la primera garantía de frescura. Por lo que la recomendación final del día es una cangrejada profusa, acompañada con unas conchas negras crudas o asadas.

El cangrejo en Guayaquil se chupa por todas partes, aprovechar el animal como recipiente y condimento es lo usual. La cangrejada viene acompañada de una ensalada de tomates con cebolla, cilantro y limón. Los locales ponen arroz blanco dentro de la carcasa para saborizarlo con la grasa blanca que lo recubre, luego agregan la ensalada con chorrito de cerveza fría. En ese punto solo queda darse un buen bocado y dejar que nuestros ojos lo digan todo.

Para el cierre de este tour por los sabores guayacos unas conchas asadas con mantequilla y chillangua (culantro) pondrían al viajero en la posición de casi experto en culinaria costeña de Ecuador.

Desde la perla a orillas del Guayas puedes continuar viaje a la inigualable ciudad de Cuenca, galardonada tres veces de manera consecutiva como el mejor destino sudamericano por World Travel Award, es que el pequeño país de la “Mitad del Mundo” está lleno de maravillas.

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